La verdad es que en nuestro terruño no pasa nada, aunque se conozca el mal...
Por: Jamal Said | abril 21, 2020
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Es bastante sabido que en este terruño en donde sobresale el más vivo, el que se hace a un cargo de gran relevancia pública termina beneficiándose con el erario público. Solamente basta con mirar lo que hace el actual ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, que desde que ha participado de los gobiernos uribistas ha engrosado su patrimonio, pero no con su jugoso salario sino con los chanchullos que hace para llenar sus insaciables bolsillos. Los tipos como él tienen las cosas muy claras: con la plata del pueblo sacan beneficio y de paso ayudan a los que participan de sus movidas. Lo vienen criticando desde hace rato, pero no pasa nada porque en nuestra república bananera nos acostumbramos a que nos roben de frente.
Nos es casualidad que cuando fue ministro de Hacienda del gobierno de Uribe haya creado los famosos bonos de agua, que deberían llamarse más bien los bonos Carrasquilla, una estrategia que se inventó este sagaz ministro para endeudar a los municipios con la ejecución de obras públicas como las de agua potable, siempre y cuando se acudiera a plata del sector privado y se dejara tranquilo al gobierno central. Detrás de esta movida está el genio siniestro de un hombre que vio la oportunidad de hacerse rico con los intereses de estos préstamos, beneficiando a socios y demás conocidos de la banca colombiana. Saque usted, amigo lector, sus propias conclusiones.
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